miércoles, 1 de septiembre de 2010

Wait and See (Parte I)

Debo de estar loco. O tan solo más que de costumbre. Fueron, cuanto, ¿Quince palabras? ¿Tal vez veinte segundos de conversación? ¿Tan solo eso bastaba para cambiar mi rumbo? Terminó todo pasando tan rápido que ni me di cuenta y ya estaba en camino. Ahora, no sé, medio embobado veo a través de la ventana del viejo vagón de metro, observando como las luces se entrelazan, brillan como luces de navidad, parecen manchas brillantes en medio del lienzo teñido de negro que es una noche sin luna. El frío de un extraño casi septiembre que ahora está casi alojado en mi mente y en mis casi fríos dedos. Mi destino todavía permanece desconocido, habiendo abandonado un camino conocido hacia la rutina, hacia el calor de un conocido hogar con la tipica estufa a leña de un "provinciano" y el tipico perro sumiso y leal (tan leal como puede llegar a ser un perro), lo unico que me queda es preguntarme como llego hasta aquí. Algo tiene esa mujer. Algo tiene para haberme cambiado la vida alguna vez, para cambiar mi destino con solo dos llamadas perdidas y una vaga promesa que lleva años ya sin cumplirse.


Pero, ¿Quién es ella? Después de todos estos años, ¿Qué se puede esperar de una persona?, ¿Todavía la conozco como antes?, ¿Todavía me conoce como siempre lo hizo? A veces tiendo a divagar, intentando acordarme de ella o bien buscando algo a lo que aferrarme cuando llegase el momento de verla de nuevo, después de todo este tiempo. Parte de mí la recuerda, también esa parte tiende a visualizarla como una joven de corazón inquieto, llena de sueños e ilusiones, una niñita que bien podía mantenerse en pie con el corazón destrozado y con varios de sus sueños rotos esparcidos por el piso. Podía bien caminar sobre ellos, viviendo su vida como si nada pasara, aun cuando esos fragmentos lacerasen sus pies como vidrio quebrado que corta los pies descalzos, hiriendo la frágil piel de alguien que insiste en soñar a pesar de todo. Parte de mí, también, ha debido hacer de contrapeso, amarrándome a una posible realidad más cruda, evitando caer en clichés obsesivos y malsanos, mostrándola como una mujer más o menos imperfecta. O más bien, no como una "mujer", sino todavía como una niña, que se ha rehusado a crecer para no querer enfrentar el hecho de que esos años ya han pasado, nada bueno parece llegar todavía y es cada vez más difícil que algo bueno llegue a estas alturas. El tiempo no otorga, va quitando lo poco que queda y la única forma de hacer que no duela tanto vivir es tratando que algo, por lo menos alguna parte de nosotros, no sufra con el paso del tiempo y quede 'congelada'. Ese debe ser el lado amargo que le imagino a esta historia. Tiendo a ser bastante negativo con este tipo de cosas.


Ahora mismo, mientras las ideas se van arremolinando en mi conciencia, he debido quedarme un rato más en la estación de metro donde se supone debía bajarme, solo para terminar lo que estoy escribiendo. Estoy mitad en eso y mitad esperando, haciendo un poco de tiempo mientras recojo valor para seguir emprendiendo mi repentino viaje. La duda sigue en mi mente. Es decir, ¿Qué es lo que realmente cambia en cinco años? ¿Algo realmente cambia? ¿Cambiamos nosotros siquiera? Realmente, no lo sé. Pero espero enterarme. En cuanto suelte este lápiz, agarraré el teléfono para llamarla, me encontraré una vez más con quien en el pasado hubiese cambiado mi vida. No sé si algo ha cambiado en todo esto. Por lo menos sé que yo en algo he cambiado.




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© Hernán Pumarino // Pseudohumano Artworks

2 comentarios:

Anónimo dijo...

WoW!!!!! Admiro la Forma en como te expresas. Cada vez que leo algo tuyo. quedo sorprendida por tu talento !!!

saludos :)

ClownOfcardBoard dijo...

jaja salio como anónimo pero soy yo xD!!!