miércoles, 29 de septiembre de 2010

Wait and See (Parte III)

*He decidido continuar esta historia, ya que todavia otorga muchas historias.
*Y seguira otorgando... mientras la fuente de mi inspiracion mantenga mis sentidos despiertos.



Wait and See (Parte III)


Veinte minutos. Chucha. Tomo mis cosas, me doy una ducha rapida, tomo una toalla cualquiera (esta no es mia... no importa), me afeito, aplico after shave, termino de vestirme, veo el reloj y quedan diez minutos, ordeno mis cosas, reviso mis pertenencias a ver si tengo todo, lo que no esta lo guardo rapidamente, listo, voy hacia la puerta (reviso si tengo todo... listo), ¡adios casa!, salgo, me subo a una micro, una hora y media despues me bajo de la micro (que perdida de tiempo...), miro el reloj y llegue diez minutos temprano, tomo el telefono y llamo, el timbre suena ocho veces, contesta y me habla, "¡apurate hueon!", espero unos minutos, audifonos en mano, escuchando Led Zepellin, pasan quince minutos de espera (puta, este hueon no va a llegar nunca...), se me ocurre algo que despues olvido y no alcanzo a escribir, miro hacia un lado y ahi esta el susodicho hueon, "vamos", caminando hacia el paradero, arriba de otra micro, treinta minutos despues y nos bajamos de la micro, caminamos una cuadra mas, puerta de madera, la abro, entramos ("¿Fumadores o no fumadores?"), una promo de dos litros, conversacion, de fondo suena Lynyrd Skynyrd, una que otra risa, ¿Se acabo?, otra promo, mas conversacion, ahora escucho Crosby Nash y Stills, mas risas, pausa para ir al baño, seguimos en lo mismo, el hueon prende un cigarro, yo no fumo, el local se va llenando, tercera promo viene en camino (chucha, estas se evaporan solas...), grado etilico que se va elevando (chucha, me maree), otra promo mas, y que venga otra mas, a la quinta ya me estoy cansando (mucho por hoy), este hueon no suelta el copete, voy al baño por ultima vez, tomo un poco de agua, salgo de nuevo, este hueon esta demasiado quieto (ahora que lo pienso, no esta ni tomando), suficiente, pago, tomo a este hueon y lo llevo hacia afuera, dos cuadras, nos detenemos, un poco de comida grasienta para pasar el mareo, seguimos caminando, este hueon no para de hablar y me desequilibra (curao culiao pesao), cinco cuadras, despues dos cuadras, luego otra cuadra mas y decido que tomemos una micro, por suerte habia una cerca y nos subimos, quien sabe cuantos minutos pasan hasta que nos bajamos, otra vez comida grasienta cerca, compro un poco, dejo a este hueon en una escalera para que respire y voy a comprar, ¿Trescientos pesos por dos sopaipillas?, vuelvo donde el hueon (puta el hueon esta vomitando...), lo levanto (por lo menos no se mancho), lo llevo unas cuadras mas alla, llegamos cerca de su casa, lo dejo ahi, no se quiere quedar, me acompaña, caminamos unas dos o tres cuadras hasta que lo hago devolverse (hueon insistente), sigo casi en linea recta, saco las llaves de mi bolsillo, abro la reja, camino un poco, abro la puerta de la casa, entonces solamente subo derecho por la escalera, dejo mis cosas a un lado, me acuesto, cierro los ojos y me olvido del mundo. Se detiene mi incansable energia, todo vuelve a la normalidad.

Al dia siguiente. despierto cansado. Me sujeto la cabeza con una mano, con la otra levanto el celular de la mesa de noche y veo la hora. Puta madre, dormi nueve horas y se sintieron como 9 minutos. Filo. A duras penas me levanto, muevo los obstaculos del suelo que me entorpecen el paso. Voy a la cocina, lleno una botella con agua y la bebo en dos sorbos. Siento como el viento va entrando por la ventana, se pasea por las cucharas de madera colgadas en el muro. Danzando con paso ligero, pasa entonces junto a mi y me toca el hombro. Entonces, el tiempo se congela.



-Pero entonces, como. Si no existiera el crimen, seria todo mucho mejor po hueon, y para eso demas que se podria hacer el servicio militar obligatorio para todos, donde mandaran a todos los hueoncitos que andan robando en la calle al servicio y asi se arreglan. - Es ese... ¿Martin? ¿Es el quien esta hablando?

-No seai tan inocente, hueon. ¿Tu creis que se les va a arreglar algo estando en el servicio? ¿O tirando mas y mas hueones militares a la calle?... No, ni siquiera eso. ¿No te has puesto a pensar que, tal ves, al gobierno le conviene que anden hueones robando en las calles? - Entonces esas palabras deben ser mias.

-...Como asi.

-Es sencillo hueon. ¿Que les pasaria, digamos, a los pacos, si de un momento a otro ya no hay mas delincuencia? ¿Que pasaria si cada vez hay mas pacos tirandose las hueas en las comisarias, haciendo nada? ¡Los tienen que echar! Ya no servirian para nada. Y eso es solo con los pacos. Que pasaria con los jueces, con los fiscales, con la mitad de los abogados... tu cachai la idea.

-Si. Tenís razon.

-Y eso es solo en defensa civil. Si no hay hueoncitos robando en las calles, la gente no tiene la necesidad de cambiar los celulares o los mp3 o las hueas asi, entonces la demanda baja, deja de entrar ese poco de plata a la economia, la gente tiene mas plata disponible, lo que produce inflacion. Le agregai a eso el desempleo que produciria la huea, todos esos pacos sin pega y demas, y, ¿Que pasa?. ¡Queda la reverenda caga! - Digo muy ligeramente, tomo un sorbo de cerveza.

-No, es verdad hueon. Teni razon. - Agrega, sin mucho mas que decir

-Mientras exista la plata, va a existir la delincuencia. Necesitamos la plata porque la mayoria de la gente necesita ser controlada de alguna forma, porque todos esos hueones no saben autocontrolarse. Si vivieramos en una utopia donde todos compartieran todo, donde todos trabajaran gratis por el bien de la comunidad, donde los pajaritos y las ardillitas sacaran flores de los jardines para dejarlas en las casitas y los perritos no se mearan en todas las hueas que encuentran... tal vez podriamos llamar a esta huea una "civilizacion".

-Todo tiene un sentido. - Reitero, ya no queda mas cerveza.

-Voy al baño. Pidete otra promo. - Dice Martín, y se levanta.

Con un poco mas de calma, observo mi alrededor. Al frente mio, una mesa redonda de madera algo gastada. Dos jarras de cerveza, dos pitchers de un litro cada uno (todos vacios, todos), unas servilletas... Esta es una habitacion de tamaño regular, toda de madera con alguna que otra parte de metal antiguo. Atras mio, una barra con dos meseros parados frente a ella, conversando con el barman. Ahora si que tiene sentido. Ahora recuerdo donde estoy.

Le hago una seña casual al mozo, para que venga. Me mira, al avanzar se tropieza con una silla, se incorpora rapidamente y viene a tomar mi pedido. No se si sera porque se ve de quince o tal vez dieciseis años... pero no confio en nadie menor que yo sirviendome alcohol. Filo. Le pido otros dos litros de cerveza, para seguir con todo esto. Tal vez asi se me pasen las putas lagunas mentales. Por mientras, me vuelvo a perder en los confines de mi conciencia, con una cancion resonando en mis oidos y algo de alcohol en el cuerpo sin procesar.



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sábado, 25 de septiembre de 2010

Agotando Mis Sentidos

Como quisiera escuchar de ti
esas palabras que con el tiempo se han secado
algo más, debe haber algo más

Por eso intento decirte estas cosas
aunque me cueste bastante, le dé vueltas al asunto
y termine por no decir nada en verdad

Te rodeo con mis brazos, te sujeto
te beso a ratos aunque creo que esta algo de más
busco una forma de sacarme todo esto de encima

Quisiera decir como me has vuelto a cambiar
que la vida se ve aun más bella a tu lado
que no solo alimentas mi inspiración
alimentas mi voluntad, me haces crecer como persona
despiertas esa parte de mí que no sabia que existía en verdad

Quisiera no temerle a las palabras
que mi alma escribe, las que no me atrevo a decir
quisiera poder sujetar tus contornos
sin esperar verte desaparecer
dejarme solo nuevamente

Pero me quedo callado
no digo nada por miedo
sólo por miedo

Tal vez me he de conformar con abrazarte
con deshacerme de a poco de esto que siento
canalizando ese sentimiento hasta agotarlo
y así poder seguir adelante como si nada más existiera.




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viernes, 24 de septiembre de 2010

Todavía

"Hola"
"Hola, ¿cómo estas?", respondo
"Bien, muy bien"
"Entonces yo estoy bien", digo
y la escucho reírse tímidamente

La hago reír, todavía

"Uy, mira como ha pasado la hora", dice
"¿Qué importa la hora?, somos jóvenes todavía"
"O por lo menos tú eres joven por los dos", prosigo
"Tan galante como siempre..." dice
mientras su mano pasea soñadora por mi pierna

Enciendo su imaginación, todavía

"No encuentro las llaves", "oh, aquí están"
menciona, abriendo la puerta con una mano
"No prendas la luz, o te vas a asustar" le digo
"¡No seas idiota!" Rie, calla
sus labios se ocupan de algo más

Gobierno sobre su colchón, todavía

Siete y veinte, temprano
me visto sin cuidado, sin nada que ocultar
vistazo rápido alrededor... todo listo
"¿Harold? ¡¿Te estás yendo, hijo de puta?!"
cierro la puerta, para no escucharla gritar

Puedo emputecer sus sentidos

Todavía.


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viernes, 17 de septiembre de 2010

One With the Night

Soy uno con la noche
me sumerjo en las sombras
sin pensarlo dos veces
con el frío viento
acariciando mi rostro
desgarrando mis heladas manos

Soy uno con el tiempo
tan avanzado como mi edad
perdido como las almas que persigo
cautivante, esquivo
la luna el unico faro
que alumbra mi camino

Soy yo quien se encuentra
al no verse en la oscuridad
al no reflejarse en algún espejo
solo con cerrar los ojos
respirar hondo, echarme a correr
sin rumbo ni proceder
sin nadie más que mi mismo

Visiones cruzan mis ojos
cuando la oscuridad se confunde
me revelan secretos antiguos
envuelto en el viento
viaja mi alma por la brisa
encontrando paz, encontrando otra vida
abro los ojos, nada ha cambiado
estoy donde mismo parado

Tan solo sigo aquí
mientras mi alma y mi entorno
son del mismo color
somos los dos uno mismo
Soy uno con la noche




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sábado, 11 de septiembre de 2010

Catador De Bares (reeditado)

Camino despacio por la vereda, como ahorrando energía. Enciendo un cigarro que reposaba en mi mano desde hace ya un buen rato, seguro él estaba esperando con ansias este momento debido al frío del exterior y la falta de la compañía del resto de sus amigos. Nada nuevo por acá, tal parece. Estas calles ya se me hacen demasiado conocidas, mis pies se mueven por instinto y mi mente desvaría en otros lugares. Mis ojos se pierden entre las luces de neón, el viciado ambiente exterior, los ojos de una que otra mujer que intercambia miradas con este viejo lobo estepario, listo y dispuesto para el ataque. Todavía no pierdo la costumbre, como un cazador experimentado todavía mi ataque es potente, certero. Mis energías son todavía las de un jovencito impetuoso, mi experiencia la de un anciano de piel curtida y mi presición la de un mercenario bien entrenado. Tan solo necesito un poco de combustible para afinar esta maquinaria, para engrasar los engranajes, prenderle fuego a mi alma con un vaso de espíritus. Acá cerca hay un bar. Creo que ya es tiempo, me vendría bien un trago.

Diviso desde afuera el interior dando un breve vistazo. Casualmente. No quiero dar una impresión equivocada (menos aun si adentro hay alguien que conozco). Me gusta lo que veo, siendo tan temprano lo unico que necesito es una banca vacía en la barra, un poco de buena musica y el resto realmente me importa una mierda, una vez entrando en calor puedo hacer lo que me dé la reverenda gana y salir airoso. Muy bien, entonces ahora me dirijo hacia la puerta. En ella esta parada un gorila (de esos de espalda plateada) vestido de traje y corbata custodiando celosamente la entrada. No me intimida. Siempre logro entrar de alguna forma. Busco el momento perfecto cuando lo veo ocupado, y me escabullo sigilosamente para entrar sin demora, raudamente cruzo el local y me dirijo al primer banco vacío que veo, justo en la barra. Pido una cerveza. Veo la lista de precios fugazmente... es altísimo, demasiado. Pero que mierda, da lo mismo, en el mismo momento que veo aquella cerveza tan cerca de mis manos se me olvida instantáneamente su precio. Rápidamente la agarro y un trago enorme se desliza por mi garganta, acaricia suavemente mi paladar con su tono ácido, amargo y refrescante. La sensación de aquel elixir haciendo el amor con mis labios y mi garganta es más que suficiente. Cierro los ojos, disfruto unos momentos el efecto que produce en mí. Todo el mundo se apaga, desaparece. Estoy solo una vez más. Luego, abro gradualmente los ojos y el sonido va aumentando a mi alrededor, aparecen las personas de una a una y vuelve todo a la normalidad.

Pasan unos sorbos más en silencio. Me distraigo de mi vaso, veo a mí alrededor casualmente y una mujer de pelo rubio me hace una seña. Le correspondo el saludo y tomo otro sorbo. "Todavía no", pienso. Me pregunto como se llamará... nunca fui bueno adivinando nombres, generalmente no necesito ni saberlos, tan solo de vez en cuando se los pregunto para hacer algo de conversación. Ella se ve como una chica con clase, alta, esbelta y estilizada, un aura de soberana la rodea, como si fuese dueña de todo el lugar, mirando al mundo bajo sus hombros. Debe ser algún nombre conodico pero inusual. Tal vez se llamaba Carla... tal vez Magdalena. Sí, sin duda alguna su nombre debe ser Magdalena. La observo de reojo, jugueteando con la aceituna en su martini. Yo, tomo otro sorbo de mi habitual cerveza, no entiendo nada de tragos mezclados. Desvío la mirada breves segundos, mis ojos son guiados hacia una cierta persona. Una pelirroja, que se sitúa en la barra a unos tres bancos de donde estoy. Estoy interesado, algo intrigado. Alzo mi jarra y le digo al barman que le sirva un trago a la recién llegada. Ojalá Magdalena no me este viendo. Pago otra vez un precio exagerado por mi extravagancia, tampoco parece importarme demasiado. Espero alguna señal, entonces veo al barman entregarle el trago a ella, le dice unas pocas palabras y me señala con una sonrisa (buen hombre, sabe entregar un trago con estilo). La pelirroja me saluda y se aleja de la barra, entonces la veo perderse entre la multitud, con una cara de sorpresa en mi rostro. ¿Qué mierda paso aquí?... Mi reino, mi reino por un caballo, mi fortuna se desvaneció ante mis ojos sin tener la oportunidad de lograr nada, ¡lo perdí y listo! ¡Se ha ido! Donde estas Magdalena, me siento débil y te necesito aunque sea en la distancia, no me digas que te fuiste en manos de otro hombre que te ofreció un trago a ti y no a una pelirroja cualquiera. Te veo cerca de la barra y un hombre te toma del brazo. Lo he visto. Me has destrozado Magdalena. Ya no me importa si tienes clase, si eres o no la dueña del lugar o si tu nombre es Carla o Andrea. Un hombre que vestía una mujer pelirroja del brazo me apunta con su dedo y yo salgo rápidamente, dejando mi cerveza a medio tomar. La gente empieza a gritar, justo cuando un estruendo resuena en todo el lugar. Dejo de caminar y corro presuroso hacia la puerta. Esquivo al mismo portero de siempre y con paso frenético sigo un curso desconocido. Corro sin mirar atrás. Salto un muro algo bajo, y me pierdo entre una calle poco iluminada que de a poco se me va haciendo desconocida. Mi paso se calma a medida que avanzo, ya sumergido en territorio inexplorado. Puedo escuchar el ruido de una sirena acercándose, y por mi lado pasa un camión con luces rojas en su techo. Respiro profundamente, cierro los ojos un momento mientras me detengo súbitamente. Suficiente. Vuelvo a abrir los ojos, prendo otro cigarro (este venia directamente de la caja) y sigo caminando. Unos metros mas adelante diviso un bar. Creo que ya es tiempo, me vendría bien un trago.



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jueves, 9 de septiembre de 2010

Dejar de Esperar

Siento el miedo correr por mi cuerpo. Es casi natural, siendo que me aterra desde hace mucho lo mismo, puede que me importe una mierda casi todo en este mundo pero hay algo, siempre hay algo que logra volvernos nada frente a su presencia continua, terrible y atormentadora. Ahora se hace un poco más "real", más visible, cuando vuelven a mi gran parte de los sentimientos que hace mucho no encontraban ni uso ni lugar, yacían empolvados, añejos, a su suerte. Es que, siento tantas cosas que llegan a confundirme, entonces mi tipica fachada de hombre sereno y calculador se desbarata, pierde coherencia, ya no es tan clara y deja a su paso el caos de la conciencia dormida que ahora despierta lánguidamente.

Porque sí, enfrentémoslo, soy una persona que siente, muchísimo. Pero evito ese "sentir" para no tener que enfrentarme a las posibles consecuencias de hacerlo. De haber vivido tanto tiempo sintiendo y terminar esas emociones como no correspondidas, un vacío se va generando en mi alma donde cada palabra que he esperado escuchar va cortando un poco más, desgarrando la piel y agotando la sangre. Las palabras que jamas he dicho se vuelven un lastre que va creciendo más y más a medida que quedan miles de mis emociones inconclusas, se pierden sin dueño entre los confines de una bóveda de la cual nada ni nadie quiere salir. Soy yo quien se oculta entre esas paredes, es mi alma la que esperaría ser correspondida y no tener que sufrir en vano, para poder moverse libremente entre el reino de los mortales. Pero hay tantas cosas que quiero decir y tantas cosas que quiero hacer... pero el miedo a que todas mis ilusiones y esperanzas salgan, se enfrenten a ese mundo y se vuelvan trizas, termina por limitar mi nivel de acción, cortando mis libertades y haciendo mi mundo un poco más gris. Tan gris que realmente llegan mis ojos a olvidar lo que es un color, llegan mis labios a olvidar lo que es una risa, y llega también mi corazón a olvidarse de su pulso, latiendo imperceptiblemente en el pecho de un cadáver sin propósito ni dirección.

No debería ser tan difícil. Debería ser más fácil, quiero creer que es más fácil de lo que parece, quiero convencerme de que es posible. Engañando a mi inútil lógica, arrasando con las precauciones innecesarias, corriendo por senderos peligrosos y estrechos, para sentir la emoción de un riesgo que otorga tanto cuando se desafía su poderío. Desafiando a la muerte, solo para saber si sigo vivo.

Por eso ahora te veo, siento que algo debo intentar. Sé que es valido querer arriesgarme. Es el todo o nada. No quiero tener que esperar una eternidad más para saber "que pasa", quiero arriesgarme ahora mismo y luchar, luchar por una causa que hace tan poco tiempo volvió a la vida. Quisiera ser honesto con lo que siento, no tener que andar con idiotas rodeos, evitando decir lo que realmente siento y pienso solo porque es más fácil. Estoy harto de tener que protegerme siempre. Quiero poder mirarte a los ojos y no sentir como las venas me corroen la conciencia, deseando deshacerme una vez más en versos ante tus pies. Si ahora no es cuando, entonces realmente no sé cuándo puede ser. Quiero poder abrazarte, besarte, acariciarte, sin sentir limites entre la piel y la desbordante pasión que brota de mis poros. Quiero ser yo. El "yo" que sale a relucir cuando estoy contigo, el "yo" que siempre he sido en realidad.





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lunes, 6 de septiembre de 2010

Wait and See (Parte II)

Sin mayores palabras, vuelvo a escribir mientras todavía queda en mí ese sentimiento, esa sensación indescriptible que mueve mi cuerpo apagado, me mantiene de pie. Debo hacerlo mientras su perfume todavía no termina de disiparse en el aire capitalino, mientras sigo cansado y atento, mirando como pasan las horas en un viejo reloj. Me siento tan... calmado. Sí, creo que es eso. Me siento calmado. Tan tranquilo, como hace mucho no me sentía. Es algo tan extraño, tan ajeno a mí a estas alturas de mi vida. Llega a ser confuso. Pero viene a mí ahora, como una agradable sorpresa, un regalo inesperado.

Pensar que hace tan pocas horas la tuve entre mis brazos. Serenamente la rodee, sentí su suave piel resbalarse entre mis dedos, casi parecía que rodeaba la misma oscuridad de la habitación y sostenía su alma. Jugueteaba suavemente, pausadamente, sintiendo su piel contra mi rostro. Era un preámbulo necesario, necesitaba esperar tan solo unos segundos más, unos breves segundos, disfrutando con ansias esa miserable tortura que se acababa aquí, ahora. Mis labios besaron su suave contorno. Se acercaron lentamente, muy lentamente, buscando alguna respuesta en su rostro. Hasta que mis labios encontraron algo, encontraron a los suyos en medio de la persistente penumbra. Con ternura se deshicieron en ellos, rindiendo tributo a una promesa antigua, perdida y olvidada hace varios años en los confines de la fragilidad de la memoria. Mientras el tiempo pasaba, deje cada segundo marcado en su piel. Y la abracé, como hace mucho tiempo esperaba hacerlo. Me acurruque en su pecho buscando calor, con el corazón mas despierto que nunca y la calma retomando mi cuerpo. Estaba en paz con todo, con la noche, con el mundo. Al fin, estaba en paz conmigo mismo.

Pensaba que iba a poder dormir algo, pero no, no pude dormir más de cuarenta minutos seguidos sin despertarme inconscientemente a contemplar la extraña situación que vivía, algo exaltado y notoriamente confundido, pero sin duda alguna todo eso pasaba a segundo plano cuando sentía su cuerpo durmiente descansar junto a mí, entonces cerraba los ojos un poco menos agitado. El precio de todo esto no llegó hasta la mañana siguiente, cuando el tedio, el cansancio y el sueño embargaban mi cuerpo con la luz del amanecer difícilmente colándose por un lejano ventanal. La luz trepaba el muro del patio, se aferraba del techo y llegaba a duras penas hasta nuestra habitación. No le di mucha importancia al cansancio. Entonces, la sentí moverse, rodearme con su brazo izquierdo y besarme fugazmente. "Buenos días", me dijo, y yo devolví el saludo, claro, con un simple "Buenos días". De ese momento, fue una sensación mutua de 'querer-despertar-pero-seguir-durmiendo-de-todos-modos' (llámesele también, quiero-pero-no-quiero) la que nos mantenía envueltos en las sabanas, a medias abrazados, dormitando por breves segundos. Paso unas cuantas veces más, yo trataba de despertarla mientras seguía casi dormido pero no había caso. Hasta que por fin dijo "Ya, me tengo que levantar". Me hice a un lado para que saliera, yo no tenia nada que hacer así que bien podía seguir en cama unos minutos más. La vi arreglarse, tomar sus cosas, dirigirse hacia la puerta y la escuche decir "voy y vuelvo", entonces salio a hacer lo suyo. Me quede acostado unos minutos, disfrutando el silencio absoluto que se producía a mi alrededor.

Tenía sueño, muchísimo. Intente meditar un rato, a veces me ayuda para despertar del todo, para deshacerme del cansancio. Digo que "intenté", porque lo hice casi sin éxito. No lograba concentrarme, y ese "cansancio" era tan parecido a una "resaca" que terminaba por no darme cuenta de cual podía ser la diferencia entre uno y otro, tan solo seguía agotado, bostezando, intentando permanecer despierto casi como que la vida se me fuera en eso. Tal vez era que todavía no me adaptaba completamente a lo que pasaba. Parecía todo tan surreal. En menos de doce horas, cambie de un "No creo que vuelva a verla" a esto, esto. Y ahora estaba en un lugar completamente nuevo para mí, intentando permanecer en pie, esperando nuevamente su regreso. No lo entendía del todo. Pero tenia sentido. Se sentía extrañamente 'normal'.

Mire el reloj brevemente. Tal parecía que mis intentos por 'meditar' ya no iban a tener resultado. Pensé que en cualquier momento ella estaría de vuelta, y al parecer tenia razón, porque en ese preciso momento escuche el portón de la entrada abrirse y la vi cruzar el comedor y dirigirse al dormitorio. De lo que paso después de eso, poco me acuerdo. La verdad es que no hay mucho ahí de que hablar, solo tomamos desayuno y vimos televisión un rato, encima de la cama, ligeramente distanciados uno del otro. Conversamos de forma más superficial, nos reímos, luego termine de recoger mis cosas cuando llego la hora de que ambos volviéramos a nuestras rutinas. Ahora estoy en la micro, hace tan solo unos segundos nos despedimos casi como si nada hubiera pasado y la vi bajarse y perderse de mi campo visual. Miles, millones de ideas se sobreponen a mí. "Era de esperarse", pensé. "The moment is gone, already gone". Pero... se siente extraño. Bastante extraño. Es decir, después de todo esto... ¿Qué es lo que realmente pasó?, ¿Fue algo del pasado inconcluso que por fin terminaba de resolverse?, ¿Aun queda más en esta historia?, ¿O eso ya había terminado, y lo unico que paso fue el inicio de un nuevo capítulo?... No sé. Quisiera saberlo. Pero hago caso al pequeño consejo que recibí anteriormente y dejo de darle vueltas al asunto. Alguien se subió a la micro a cantar, por lo que uso ese momento como excusa para distraerme.

"(...)Yo soy un loco
que se dio cuenta
que el tiempo es muy poco."


A modo de conclusión, intento respirar hondo y por lo menos recapitular lo que ha pasado, sin ir mucho más allá. Sea lo que sea, hay tres sentimientos e ideas que no podre sacarme del cuerpo el día de hoy.

1.- El aroma de su cuerpo, combinado con el gusto de sus labios, sus caricias y esa sensación que hace que me sienta "querido", por lo menos por hoy.

2.- El cansancio de una extrañísima "resaca", que bien podría dejarme vulnerable y aletargado, pero se contrarresta con una tranquilidad inagotable que domina mis sentidos.

3.- La confusión producida por lo recién vivido, que aporta una pagina mas (sea de conclusión, continuación o un nuevo comienzo) a ese recurrente capitulo de aventuras y desventuras que con ella he vivido.


Por mi mente circulan miles de preguntas y demas sentimientos. Buscar respuestas a todas ellas, en este preciso momento, seria precipitado. Por ahora debo atender esas responsabilidades que tengo pendientes, al bajarme abordaré el metro a casa para continuar con mi vida. Intentaré dormir un rato por ahí, aunque sea en el mismo metro y deba pasarme varias estaciones con eso. Bien lo vale, bien lo vale esta tranquilidad invaluable que me has dejado. Por la que he esperado desde hace muchísimo tiempo. Algo me dice que si quiero ver que pasa, tendré que retomar esa vigilia, esa espera eterna a la que ya estoy acostumbrado, tan solo para ver que pasa mas adelante. "Let's wait and see".




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miércoles, 1 de septiembre de 2010

Wait and See (Parte I)

Debo de estar loco. O tan solo más que de costumbre. Fueron, cuanto, ¿Quince palabras? ¿Tal vez veinte segundos de conversación? ¿Tan solo eso bastaba para cambiar mi rumbo? Terminó todo pasando tan rápido que ni me di cuenta y ya estaba en camino. Ahora, no sé, medio embobado veo a través de la ventana del viejo vagón de metro, observando como las luces se entrelazan, brillan como luces de navidad, parecen manchas brillantes en medio del lienzo teñido de negro que es una noche sin luna. El frío de un extraño casi septiembre que ahora está casi alojado en mi mente y en mis casi fríos dedos. Mi destino todavía permanece desconocido, habiendo abandonado un camino conocido hacia la rutina, hacia el calor de un conocido hogar con la tipica estufa a leña de un "provinciano" y el tipico perro sumiso y leal (tan leal como puede llegar a ser un perro), lo unico que me queda es preguntarme como llego hasta aquí. Algo tiene esa mujer. Algo tiene para haberme cambiado la vida alguna vez, para cambiar mi destino con solo dos llamadas perdidas y una vaga promesa que lleva años ya sin cumplirse.


Pero, ¿Quién es ella? Después de todos estos años, ¿Qué se puede esperar de una persona?, ¿Todavía la conozco como antes?, ¿Todavía me conoce como siempre lo hizo? A veces tiendo a divagar, intentando acordarme de ella o bien buscando algo a lo que aferrarme cuando llegase el momento de verla de nuevo, después de todo este tiempo. Parte de mí la recuerda, también esa parte tiende a visualizarla como una joven de corazón inquieto, llena de sueños e ilusiones, una niñita que bien podía mantenerse en pie con el corazón destrozado y con varios de sus sueños rotos esparcidos por el piso. Podía bien caminar sobre ellos, viviendo su vida como si nada pasara, aun cuando esos fragmentos lacerasen sus pies como vidrio quebrado que corta los pies descalzos, hiriendo la frágil piel de alguien que insiste en soñar a pesar de todo. Parte de mí, también, ha debido hacer de contrapeso, amarrándome a una posible realidad más cruda, evitando caer en clichés obsesivos y malsanos, mostrándola como una mujer más o menos imperfecta. O más bien, no como una "mujer", sino todavía como una niña, que se ha rehusado a crecer para no querer enfrentar el hecho de que esos años ya han pasado, nada bueno parece llegar todavía y es cada vez más difícil que algo bueno llegue a estas alturas. El tiempo no otorga, va quitando lo poco que queda y la única forma de hacer que no duela tanto vivir es tratando que algo, por lo menos alguna parte de nosotros, no sufra con el paso del tiempo y quede 'congelada'. Ese debe ser el lado amargo que le imagino a esta historia. Tiendo a ser bastante negativo con este tipo de cosas.


Ahora mismo, mientras las ideas se van arremolinando en mi conciencia, he debido quedarme un rato más en la estación de metro donde se supone debía bajarme, solo para terminar lo que estoy escribiendo. Estoy mitad en eso y mitad esperando, haciendo un poco de tiempo mientras recojo valor para seguir emprendiendo mi repentino viaje. La duda sigue en mi mente. Es decir, ¿Qué es lo que realmente cambia en cinco años? ¿Algo realmente cambia? ¿Cambiamos nosotros siquiera? Realmente, no lo sé. Pero espero enterarme. En cuanto suelte este lápiz, agarraré el teléfono para llamarla, me encontraré una vez más con quien en el pasado hubiese cambiado mi vida. No sé si algo ha cambiado en todo esto. Por lo menos sé que yo en algo he cambiado.




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