sábado, 14 de junio de 2014

Memories

Entre nubes de nostalgia, veo hacia atrás y veo a un niño. Soy yo, de hace años atras, debo tener 6 años probablemente, un poco más. Me lo imagino corriendo por el patio empedrado, para cualquier parte. No habla con los demás, no juega tampoco, simplemente esta ahí, disfrutando el recreo, esperando a entrar a la sala. Entonces me acuerdo de aprender a atarme los cordones, de tomar te con leche al desayuno, de jugar con tazos y ranitas de plastico, ahora si con otros niños. Del furgón escolar, de escuchar la radio en el viaje. De las tardes calurosas que parecían eternas, de los días de lluvia con ese olor a tierra tan característico. De tenerle miedo a los truenos. Pienso en tantas cosas sobre esos dias, en vivir todavia en el departamento, en la cercanía y admiración que tenía por mis hermanos. En tomar once con mi hermana todos los dias.

Desde mi perspectiva actual no logro percibir demasiado. Pero me viene un sobrecogimiento tremendo cuando me acuerdo, se me empañan los ojos incluso. Todo esto, viene solamente por un pequeño "baúl del tiempo" que encontró mi hermana mientras ordenaba. Era una carpeta enorme, llena de varios trabajos y manualidades que hiciera durante esos años, en mi época de kinder. Fue inevitable revisar varias cosas, reirme por mis dibujos de niño, pensando en los buenos recuerdos y en la sencillez de otros dias. De tanto revisar y revisar, me topé con cosas que no me esperaba.

El primer objeto fue un dibujo. Eran solamente simples trazados de personas, "aquí dibujo a mi familia" decía arriba. Estaban mis hermanos, mi hermana (notoriamente más pequeña que mis hermanos), mi madre... Pero mi padre no aparecia. Claro, si en esos años era poco lo que se dejaba ver. Era un hombre ocupado, siempre viajando por temas de negocios, tratando de mantener a la familia. En esos tiempos hasta le tenia algo de miedo.

Lo segundo fue, para mi sorpresa, un diploma de honor. Que maravilla! Y yo que pense, durante todos mis años de infancia, que tenía un rendimiento pésimo. Que no estaba a la par de lo que se esperaba de mi. Que no podía alcanzar a mis hermanos y seguía siendo inferior. Hay recuerdos, si, varios recuerdos, donde se destaca que realmente me iba bien. Pero para mi es una sombra constante el fantasma del fracaso.

Lo tercero terminó esclareciendo algunas cosas (y sembrando varias dudas más): Un informe académico. Lo lei detalladamente, con una especie de lágrima en la garganta:

"Primer Periodo

1.- Área Física y de Salud: Coordina movimientos gruesos, realiza desplazamientos segpun diferentes tiempos. Su salud se ha visto afectada por repetidas amigdalitis.

2.- Área Emocional y Social: Es un niño independiente, capaz de manejarse solo. Participa en la actividad grupal. Se integra espontáneamente al grupo de pares, organiza juegos y tiene amigos. Es responsable y ordenado.

(...)Observaciones: Logra afinidad con varios compañeros, es buen amigo y fiel a ellos. Sabe compartir y no es peleador.

Segundo Periodo

(...)2.- Área Emocional y Social: Logró respetar órdenes preestablecidas. Establece afinidad con algúnos niños, de quienes debe repararse durante el trabajo por conversar bastante, sin embargo es responsable en su trabajo, a veces se demora más, pero los termina. En ocasiones demostró inseguridad al exponer frente al grupo curso.

(...)Observaciones: Muy ordenado en sus trabajos. Reforzar en el hogar desarrollo de la personalidad. Se destaca por rendimiento. ¡Felicidades!"

Todo bien. Bastante bien diria yo. Pero parte de mi no se siente identificado. Y entonces, lo unico que me queda por preguntar es... ¿Donde fue que quedó ese niño?

¿Qué diria él si me ve ahora? ¿Estaría orgulloso? ¿Que sería de ese niño con tanto potencial por delante? Me siento sobrepasado por ese potencial, siempre he sentido que no he rendido lo suficiente y ahora mismo se me viene encima eso. ¿Qué pensaría él de lo que he hecho con mi vida? ¿Estaría feliz? ¿Sabría entenderme en las desiciones que he tomado? ¿Sabría escuchar mis penas? ¿Mis derrotas?

Y es inevitable pensar que ese niño en verdad nunca se fué, nunca se ha muerto. Que sigue aquí, esperando salir, brillar, destacarse. Que dentro de un corazón noble existe todavía la fuerza de un lobo huargo, de una fiera indomable, esperando galopar raudo hacia los cielos y hacer llover tormentas por todo el mundo. Y me entristece pensar que ahora, ese niño no puede salir. Porque se siente demasiado ocupado sintiendose patético, solo, miserable. Porque se achaca en rencor y se esconde detras de cada esquina, porque siente que quiere mucho y que no lo han querido. Porque canta triste por la vida y no feliz, encarando a la vida. Me gustaría tomar a ese infante y nutrirlo con la experiencia de mis años. Cobijarlo, resguardarlo, darle animos para seguir adelante. Enseñarle que ante los ojos llorosos solo debe existir una amplia entrega a la vida, una energía que desencadene rayos y un millon de ideas para sobrepasar cualquier percance posible. Que ante todas las cosas, todas las personas y todo lo que podria pasar, existe siempre un ser que esta ahí para refugiarlo y amarlo cada día de la vida, y ese soy yo mismo. Y quiero pensar que ese niño me perdona y entiende. Apoyandome en mis triunfos y mas aún en mis fracasos. Amainando mi dolor con su ternura, secando mis lágrimas con sus manos. Quiere verme crecer y hacer cuanto pueda en esta vida, quiere verme reír y reír conmigo. Quiere que deje de estar amargado, que sea capaz de entregarme de cara a la tormenta, caminar sobre brasas, lanzarme al vacio y caer de pie. Todas las frustraciones que tengo son inmundas frente a esa idea.

Que mierda importa todo. Da lo mismo que pueda pasar. Da lo mismo estar sexual y emocionalmente frustrado, por que, ¿Porque no encuentro a una mina? Y estar frustrado por no vivir en un ambiente propicio, por no relacionarme con mi familia pero sentirme atrapado en una casa, ¿Que más necesito? ¿A quien cresta quiero culpar con todas esas cosas? ¿Donde está mi norte acaso? ¿En los demás? ¿Espero que los demás me solucionen la vida? Claramente esa no es la meta principal.

Y hoy tengo una nueva meta. Quiero hacer lo que sea necesario, todo lo que pueda, entregarme cien por ciento, solamente para que ese niño se sienta orgulloso. Porque se pueden esperar muchas cosas de mi a traves de los años, sobre lo que soy, lo que debo hacer, quien debo ser para quien. Pero al primero y al único que debo rendirle cuentas, es a mi mismo. Yo debo trabajar para mi. Yo debo asegurarme mi felicidad. Yo debo ser mi armonía, mi todo, mi plenitud y mi potencial. Me debo eso como mínimo.