viernes, 4 de febrero de 2011

Wait and See, Parte VII

Realmente no hay mucho que hacer en estos dias.

El calor es... sofocante, desesperante, atrapante. "-ante" esto y "-ante" aquello. Tantos "-ante"(s) que antes (¿Ven lo que hice?) era mas facil no pensar en aquella bola de calor y resplandeciente luz que revolotea sobre nuestras cabezas doce horas al dia, alla por lo alto, en su palacio viendo como todo pasa a su alrededor. El sol no se inmuta de nada, con tal de seguir siendo el "centro del universo"... bien le vale que nosotros pobres (hago enfasis en "pobres") mortales no podamos conseguir un refugio decente de sus vulgares vestimentas que nos empequeñecen hasta el infinito. No seria tanto soportar el calor si, bueno, si tuviera algo que hacer. Es una de esas temporadas donde no hay labor que se asome y la unica entretencion razonable parece enfermarse, pues te mantiene ocupado, atento, te distrae de lo que pasa alla afuera, y te da oportunidad de dormir para sentir como el verano se escapa aun mas deprisa de nuestro calendario. Yo mismo intente enfermarme. Bueno, no intente, sino que cai enfermo sin buscarlo. Podra haber parecido un calvario al principio, pero
izo que el tiempo pasara mas rapido. Ademas que una vez recuperado, se siente bien estar de pie nuevamente.

Pareciera que con el calor las calles se vuelven todas iguales. Es como estar en el desierto. Caminas, cuadra tras cuadra y calle tras calle intentando avanzar con las piernas cansadas, la espalda mojada, las manos cargadas, la mirada hacia abajo buscando sombra en donde quiera que se acercan tus pasos. Pero en cuanto levantas la cabeza miras y piensas "esto es una broma", no has avanzado nada, sigues practicamente donde habias empezado. El terreno te juega bromas crueles, todo se vuelve invisible, de lo invisible salen espejismos que seducen, distraen, y si eres lo suficientemente tonto como para creerse uno de esos espejismos, te atrapan. Debo decir que mas de una vez me he sentido atraido por esos espejismos. No soy un tonto, como para creer en ellos. Soy mas bien la clase de tonto que prefiere seguir adelante aunque hasta mis zapatos pidan clemencia y descanso.

Menos mal que de esta forma no tengo que caminar. Me vine a la ciudad hace unas horas, tome el primer bus que quiso parar, como estan generalmente vacios me sente donde mas me fuera conveniente, entonces me acomode para lo que sabia seria un largo viaje sin un breve retorno. Acomode mi guitarra al frente mio. Arroje mis brazos convenientemente alrededor de su largo cuello, abrazandola como si fuera hija mia de sangre y no tan solo de musica. Deje reposar mi menton arriba del clavijero, dejando que su funda sirviera de apoyo. Incline la vista levemente a la derecha, mirando justamente afuera de la ventana. Es un trayecto interesante el que hace este bus... Primero recorre todo el pueblo, va transitando por las calles mas importantes y las avenidas mas transitadas, recorre practicamente todo. En el camino diviso botillerias, almacenes, botillerias, tiendas de ropa, restaurantes, botillerias, bancos, la plaza principal, botillerias, colegios, carnicerias, mas colegios, mas botillerias... casi al final del trayecto una panaderia que lleva sospechosamente mucho tiempo cerrada.

Entonces da una vuelta, sube, se divisa la ultima botilleria, un restaurant mas, y se pierde afuera del contorno del pueblo hacia rumbos inhabitados. Se va entonces por ese camino largo, sinuoso, por el que apenas cabe un bus y dos tercios de otro vehiculo, a recorrer otros paisajes. Subitamente, en cuanto sale del pueblo, el verde lo rodea todo. Son arboles, arbustos y pastizales la unica compañia visible, la unica vida visible en todo lo que capta un ojo desde ese bus, a traves de aquellas cuestionablemente limpias ventana, sobre las cuatro ruedas que, siempre en movimiento, me alejan de todo lo que es mio y transportan a un mundo tan bien conocido pero a la vez ajeno a mi mismo.

No me he estado sintiendo muy bien. Mas alla del estar enfermo, claro esta. El encierro que he tenido ha sido constante, el ambiente algo extraño, cargado de una energia que no he podido determinar bien. Han vuelto los dias de insomnio. A veces no puedo conciliar el sueño sino hasta tarde, cuando ya las luces de mi habitacion se apagan tan solo para dar paso a la luz del exterior que timidamente se divisa por mi ventana. Me quedo hasta tarde haciendo cualquier cosa, escuchando musica, viendo cualquier cosa por television, a ratos tocando guitarra... a veces, escribiendo. Se que algo anda extraño cuando me pongo a escribir, no es algo que aparezca de la nada cuando las cosas estan bien. Lo hago porque lo necesito, porque mi conciencia lo pide y hay cosas que debo decir sin que nadie parezca prestar atencion. Es mi ultimo recurso. Soy uno de esos que tan solo desde la tragedia puede extraer belleza, alegria o algo de tranquilidad para no desvanecerme entre los confines de mi propia miseria. Sigo escribiendo para luchar por mi vida no para narrar cuando estoy vivo. Pues lo que escribo es lo que pienso, lo que cruza por mi mente dia tras dia, lo que van narrando mis ojos mientras perciben la realidad que me rodea, mi percepcion agrega cosas que practicamente nada tienen de cierto, son parte de mi hiperactiva imaginacion. Tengo esa tendencia a mezclar la realidad con la ficcion. Es que la vida de por si ya es aburrida, nadie necesita que exista otro personaje alla afuera que se los recuerde a cada rato al fotocopiar la realidad en blanco y negro cuando ya esta en blanco y negro. Yo agrego bastante gris a esa imagen. Oh si, y a veces algo de rojo, o azul. Muy pocas veces esta de mas un tono rojizo para completar una imagen.

Miro por la ventana. Caigo en que ya es hora de bajarme. Rapidamente guardo todas mis pertenencias en la funda de la vieja guitarra, salgo del asiento, me arrimo a la guitarra a la espalda, toco el timbre y bajo por la breve escalerilla del bus. Reviso mentalmente que aun tenga todo con lo que vine... nada me falta. O eso creo. No se si sera cosa mia, pero es muy raro estar aca. Pude vivir por este barrio casi, cuanto... ¿diez años? Cada vez esta mas distinto.

Estoy en la calle principal, una avenida bastante transitada, dividida en tres secciones y dos de ellas estan separadas por un improvisado bandejon que sirve de guarda para los pilares del metro, que crecen entre medio de los manchones de pasto como si fueran maleza que se ha descuidado por tanto tiempo que le hace competencia a los arboles. Hace diez años me acuerdo de haber visto por aqui otro panorama, la calle antes estaba dividida en dos partes, dos secciones de cuatro vias cada una, yendo estrictamente en un solo sentido, y en medio de esa maraña de vehiculos motorizados... un bandejon bastante mas grande. En el habia practicamente un parque entero, habia pasto, arboles, arbustos, habia gente transitando por el, adultos con sus hijos, jovenes con sus mochilas al hombro, ancianos dando paseos nostalgicos a una velocidad tan inversamente proporcional a su edad que uno no lograba contenerse la risa (era un niño, no me juzguen). Poco a poco todo eso fue desapareciendo. A los primeros que echaron, fueron a los jovenes: Una vez que sacaron los arbustos ya no tenian donde esconder su juventud. Despues, sacaron a los adultos y sus niños: Cada vez tenian menos espacio donde soltar a sus hijos, cada vez menos niños iban a jugar, los padres ya veian que el espacio era tan reducido que apenas tres cuartos de un niño podia jugar con libertad. Para los ancianos, no quedo mas que esperar a que todo lo demas se fuera. No quedaba nadie mas. Hasta que sacaron todo, y a ellos no les quedo mas remedio que buscar donde mas divagar en la deriva de su vejez. Primero, cavaron en ese terreno un pozo profundo, necesitaban donde construir cimientos. Esos cimientos fueron regados constantemente, cuidados con esmero, paciencia, dedicacion. Eventualmente, de esos cimientos fueron brotando inmensos pilares, enormes, fuertes, derechos. Los pilares crecieron, crecieron, de ellos salieron ramas de denso metal, se entrelazaron y convirtieron en una estructura solida. A su alrededor, la calle fue cambiando, dividiendose, uniendose, volviendose a dividir, cerrandose, cortandose, abiendose, hasta quedar en la calle que hoy conocemos. En las ramas de los pilares decidieron construir una casa, de metal y cemento como sus raices. Ahora por ahi pasan monstruos de metal que albergan y transportan a todo el que lo necesite: Sus raices se conectaron con el resto del tejido de la ciudad. A nosotros no nos quedo mas que ver como todo esto pasaba antes de que tuvieramos tiempo de tratar de imaginar que es lo que estaba pasando frente a nuestros ojos. "C'est la vie". Al final todo cambia, todo muere. Uno debe hacerse a la idea y aprovechar que es uno el que se queda, todavia no es nuestra hora de partir.

Con cada paso que doy, me voy acordando de todo esto. No me quedo mas que aceptar todos estos cambios, me he adueñado de ellos casi como un simbolismo a como yo mismo he ido cambiando con el tiempo. Miren, si tanto he cambiado que hasta mi domicilio es otro, otras tierras las llamo mi "hogar". Sigo por el mismo camino de siempre, paso a paso, he memorizado la misma ruta y estoy bastante seguro de pisar siempre en los mismos lugares, de fijarme en las mismas cosas, preguntarme distintas cosas sobre los mismos lugares u objetos, a veces personas. Este es mi espacio. Esta ciudad siempre ha sido mia. En ella he vivido miles de historias, con miles de amigos he compartido, las luces de la calle me han visto abrazado a tantas mujeres, tantos ratos acompañado y muchos mas absorbido en la penumbra absoluta, irremediablemente solo. Conozco tanto de ella y me agrada tanto salir de noche a recorrer los mismos caminos, a adentrarme en otros que no conozca, a descubrir y redescubrir todo lo que se me tiene aca, presente, esta al alcance de mi mano. ¿Por que no habria de aprovechar esa oportunidad? Podria no hacer nada... pero ir por aca y por alla viendo que me trae el destino se hace mucho mas interesante. Tengo un gusto adquirido por las nuevas experiencias.

A veces vuelvo solo para sentir esa fuerza que me atrae, que tantas cosas me recuerda de como era, como soy y como espero llegar a ser algun dia. Espero extrañar mi viejo barrio tantas otras veces en ese futuro que no me quede otra cosa que volver, dar una vuelta, ver si algo ha cambiado en el y ademas en mi mismo.





La volá legal - Lea, despues pregunte
Creative Commons License

© Hernán Pumarino // Pseudohumano Artworks 2011

0 comentarios: